sábado, 29 de julio de 2017

EL ÁRBOL CON UN AGUJERO, QUE SOY YO MISMA.


Éste árbol que está muerto cumplió 150 años y pasó de todo, cosas buenas y malas, se sintió pletórico y vapuleado, se sintió morir y, a la vez, revivir, murió cuando le dejaron y dio vida también, tuvo múltiples hijos, unos se fueron, dejando un sabor amargo, otros se quedaron a su lado.

Ahora, con la piel arrancada y agujereado está muerto, pero más vivo que nunca porque le van a homenajear. Le van a hacer una escultura de bronce a sus años de sacrificio en los que ha estado de pie sin quejarse, con sus enfermedades y sus nidos de pájaros, le van a hacer eterno con su agujero en el tronco como si fuera un túnel al pasado, con toda su poesía y su olor a madera viva por dentro, a la madera del vino, a la vida de la tierra que aún le late dentro.


Éste árbol soy yo, a veces me siento árbol con un agujero en medio, a veces me siento árbol de 150 años, con sus enfermedades y sus nidos de pájaros, con su olor a madera por dentro, o quisiera serlo...

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