miércoles, 3 de febrero de 2016



2016. Un fin de semana cualquiera salgo a hacer fotografías cerca de la antigua escuela de magisterio, donde yo estudié.

Está a punto de llover, o eso parece, pero no llueve, nunca llueve ya en esta ciudad, se echan de menos la pureza y el ruido.

Hago la fotografía y pienso en las clases de pretecnología del instituto. Me viene a la cabeza la definición de perspectiva caballera y también la de punto de fuga.

Pienso: ahora que el tiempo ha dejado su semilla de sal dentro de mi, el punto de fuga ha cambiado de definición, ahora ya no es un lugar geométrico, sino un lugar recóndito en las aguas del tiempo.