EL ÁRBOL CON UN AGUJERO, QUE SOY YO
MISMA.
Éste árbol que
está muerto cumplió 150 años y pasó de todo, cosas buenas y
malas, se sintió pletórico y vapuleado, se sintió morir y, a la
vez, revivir, murió cuando le dejaron y dio vida también, tuvo
múltiples hijos, unos se fueron, dejando un sabor amargo, otros se
quedaron a su lado.
Ahora, con la piel
arrancada y agujereado está muerto, pero más vivo que nunca porque
le van a homenajear. Le van a hacer una escultura de bronce a sus
años de sacrificio en los que ha estado de pie sin quejarse, con sus
enfermedades y sus nidos de pájaros, le van a hacer eterno con su
agujero en el tronco como si fuera un túnel al pasado, con toda su
poesía y su olor a madera viva por dentro, a la madera del vino, a
la vida de la tierra que aún le late dentro.
Éste árbol soy
yo, a veces me siento árbol con un agujero en medio, a veces me
siento árbol de 150 años, con sus enfermedades y sus nidos de
pájaros, con su olor a madera por dentro, o quisiera serlo...